Viajar a un país extranjero es una experiencia emocionante, ya que implica el contacto con otras culturas, otros idiomas y, a veces, otras reglas. En el caso de la isla de San Martín, esto se duplica por el hecho de pertenecer a dos países. Sin embargo, el turista no experimentará grandes diferencias entre un lado y el otro. La frontera entre las dos zonas está demarcada, pero la circulación es completamente libre, y existe un clima de alegre convivencia entre ambas regiones. Para resguardar la tranquilidad de la isla, existen numerosas lomadas para impedir el traslado a altas velocidades, manteniéndose la máxima en un promedio que varía entre los 30 y los 50 kilómetros por hora. Recuerde utilizar siempre el cinturón de seguridad de su unidad de alquiler de auto en San Martín y dispóngase a viajar tranquilo y seguro por esta bella isla caribeña.